No es, nunca fue sumo pontífice de la Iglesia universal. Celso Alcaina


(Un enfoque histórico. Tomado de ATRIO. http://www.atrio.org Con comentarios )

No es, nunca fue sumo pontífice de la Iglesia universal
Celso Alcaina, 27-Marzo-2013

Año 1414. Constanza. Sur de Alemania. Segismundo, Rey de Hungría y emperador germánico (autoproclamado rey de Roma), se impacienta. Él había convocado el Concilio. Intenta zanjar el cisma. Los tres vigentes papas han prometido su asistencia. Estan dispuestos a renunciar en aras de la unicidad del Papado. Juan XXIII insistió, sin éxito, en llevar el evento a Italia. Allí podría controlarlo. Se plegó a la voluntad imperial. Viaja, con su séquito, a Constanza, ciudad bajo el efectivo dominio de Segismundo, árbitro de la situación.

Ya está presente Juan XXIII. Pasan los días y no llegan los otros dos papas con sus respectivos cardenales y obispos. El Concilio se inicia. Lo preside el mismo Juan XXIII quien da por hecho que será confirmado único papa legítimo.

El Concilio de Pisa (1409) había propiciado que de dos papas se pasara a tres. Ni Gregorio XII (Angelo Correr, de Roma) ni Benedicto XIII (Pedro Luna, de Avignon) aceptaron sus respectivas deposiciones. Pisa eligió a Alejandro V (Pietro de Candia). A su muerte en 1410, le sucedió Juan XXIII ((Baltassare Cossa), un ducho y docto cardenal romano. No era clérigo. En pocos días recibiría el presbiterado para, inmediatamente, ser coronado papa.

Por entonces, era normal que el emperador convocase concilios cristianos. El primero, el de Nicea, había sido convocado por Constantino el Grande. Sucesivos emperadores habían convocado sucesivos concilios.

En su primera sesión, el Concilio de Constanza declaró la primacía de su autoridad sobre la papal. Doctrina conciliarista. Luego, en contra de su expectativa, Juan XXIII fue depuesto. Irritado, huyó. Fue capturado y obligado de renunciar. Prestó obediencia al papa designado por el Concilio.

Aunque tarde, se hizo presente Gregorio XII con sus cardenales. Un alivio para Segismundo y para los miembros del Concilio. No obstante ser contrario a la doctrina conciliarista, Gregorio renunció.

En contra de sus iniciales promesas, Benedicto XIII no acudió a Constanza. Ni él ni sus 22 cardenales. Eso sí, abandonó Avignon y se refugió en Peñíscola con su Curia. Segismundo presionó al rey de Aragón quien logró que 17 cardenales del papa Luna se unieran a la asamblea. El Concilio depuso y condenó a Benedicto XIII. Éste no se dio por aludido. Con la protección de los reyes de Aragón, actuó en España como legítimo papa hasta su muerte en 1424. Martín V (Oddone Colonna) resultó elegido papa en Constanza. Su pontificado, en Roma, va del 1417 al 1431

Los anteriores jalones históricos enmarcan el Papado de Roma en el siglo XV. Su influencia social y geográfica está limitada a la Europa occidental. Es precisamente la porción socio-político-religiosa que había correspondido al Patriarcado de Occidente. Constantino y Licinio, con su Edicto de Milán (a. 313), dieron libertad y bienes a los cristianos. Más tarde, Teodosio el Grande, con su Edicto de Tesalónica (a.389), institucionalizaría el Cristianismo declarándolo religión del Estado. Los obispos y líderes cristianos acordaron repartirse el mundo, su mundo, por patriarcados. El Concilio de Constantinopla, a. 381, estableció cuatro: Occidente (Roma), Constantinopla, Alejandría y Antioquía. Años después (Concilio de Calcedonia, a. 451), se agregó el patriarcado de Jerusalén. Esta “Pentarquía” se respetó durante el resto del primer milenio. Cada uno de los cinco patriarcados era autónomo. El Patriarcado de Occidente ostentaría el primado de honor por residir en la sede del Imperio. “Primus inter pares”. También, por haber heredado prerrogativas imperiales. No era por estar ligado a la predicación o/y muerte de Pedro. Por lo demás, no era la única comunidad cristiana de origen petrino. Le seguía en honor el Patriarcado de Constantinopla, por ser la Nueva Roma. Constantino ya había trasladado la sede imperial a Bizancio. Su origen se atribuye al apóstol Andrés. La sede de Antioquía tenía origen en Pedro y Pablo, igual que Roma. La de Alejandría, en el evangelista Marcos. La de Jerusalén, en Santiago, hermano de Jesús.

El Cisma de Oriente tuvo una evolución larvada y larga. De las disputas teológicas medievales (“filioque” y otras) se pasó a continuos conflictos jurisdiccionales. Constantinopla se había hecho más y más importante. Como consecuencia de la expansión musulmana, los patriarcados de Antioquía, Alejandría y Jerusalén desaparecieron o fueron engullidos por la antigua Bizancio. Constantinopla pretendió estar por encima de Roma. El patriarca Focio (a. 858) se declaró patriarca “ecuménico”, universal. Una definición prematuramente paralela a la del Concilio Vaticano I con respecto al patriarca de Occidente. Roma, vinculada a los reyes francos y germánicos, rechazó dicha universal jurisdicción de la sede oriental. Intentado y roto el diálogo político-religioso entre el romano León IX y el constantinopolitano Miguel I Cerulario, ambos se excomulgaron recíprocamente con sendas bulas en 1054.

Lo que vino después del 1054 dependió de los avatares históricos. Los Estados Pontificios, con su constitución (s. VIII) y evolución, encumbraron el papa de Roma hasta hacerlo rey de reyes durante siglos. Resultaron estériles los intentos de entendimiento en el II Concilio de Lyón (a.1274) y en el Concilio de Basilea (a.1439). Ambas Iglesias, la Ortodoxa y la Romana, reivindican la exclusividad de la fórmula: “Una, Santa, Católica y Apostólica”. Cada una se considera heredera legítima de la Iglesia primitiva y universal. Cada una atribuye a la otra haber abandonado la Iglesia verdadera. El diálogo ecuménico surgido con el Vaticano II apenas ha tenido éxito. En 1965 ambos patriarcas, Pablo VI y Atenágoras I, cancelaron las mutuas excomuniones del siglo XI. Son notorias las recientes muestras diplomáticas de amistad. Pero eso no atañe al fondo de la cuestión jurisdiccional. Tampoco a dogmas, doctrinas, ritos, canonizaciones, disciplina… Es más, las definiciones dogmáticas de los últimos siglos, particularmente de la Iglesiaa romana, auguran una prolongación del cisma per secula seculorum.

De cuanto llevamos apuntado se puede concluír que aquellos títulos que contienen la idea de universalidad son tan inadecuados para el patriarca de Occidente (papa de Roma) como lo son para el patriarca de Constantinopla. Ni siquiera con matizaciones podrían atribuirse a alguno de los dos patriarcas.

Durante la Edad Media, hasta el siglo XV, las áreas de influencia de uno y otro patriarcado eran similares en amplitud geográfica y demográfica. Por mucho que abusaran del concepto “ecuménico”, ambos patriarcas conocían sus límites. Para Roma, iban desde los Urales y el Adriático hasta Irlanda y Finisterre.

Pero, apenas traspasado el siglo XV, el Occidente se ensancha y con él la jurisdicción del patriarca de Roma. En las carabelas españolas y portuguesas, con los conquistadores y exploradores de todo rango, viajan misioneros de obediencia romana. Frenética y embriagadora es el ansia por nuevas conquistas temporales y espirituales allende el Atlántico. El papa de Roma, a la sazón con autoridad sobre reyes y emperadores de Europa, desempeña un papel decisivo. Se involucra en la “conquista”. Incluso decide a qué corona pertenecerá cada región descubierta.

Fue a raíz de las misiones en el continente americano cuando nació la moderna Curia romana con halo de universalidad. Sixto V (a. 1588) la estructuró copiando de gobiernos europeos de la época. Creó 15 congregaciones o ministerios. Sin duda, tuvo presente la ampliación de su jurisdicción romana que ya oteaba la Tierra del Fuego y California. Con anterioridad, el papa sólo había necesitado media docena de secretarios, entre ellos el “cardinale nepote“, que solía ser sobrino o hijo del papa, su hombre de confianza. Seguían activos los tribunales de la Rota, la Signatura y la Inquisición. De tarde en tarde, el papa consultaba con otros cardenales. Ahora, la normativa jurídica tuvo que ser acomodada a los nuevos pueblos, con una visión casi universal. La casuística surgida de la evangelización del Nuevo Mundo era amplísima. Bautismos, matrimonios, conversiones, ritos, fundaciones religiosas, prelaturas, bulas, gracias, privilegios, dispensas, indulgencias, herejías…Alejandro VI, con sus cuatro bulas, impulsó conjuntamente la conquista y la evangelización. Lo hizo a petición de nuestros Reyes Católicos a los que favoreció indecentemente. La condición era evangelizar a los infieles de las tierras conquistadas, ampliando la Cristiandad hacia el Ocaso. Además, concretó el reparto de las tierras descubiertas. Se arrogó todos esos poderes en cuanto Vicario de Cristo en la tierra. Los otros patriarcados no podían disputarle ese ensanchamiento de su jurisdicción hacia el Oeste.

Está claro que, a partir de Colón, el Patriarcado de Occidente creció en proporciones monstruosas.Y ello incluso después de las escisiones luterana y anglicana. Los indígenas americanos, en buena parte, fueron eliminados. Otros muchos fueron obligados a bautizarse. Año tras año, siglo tras siglo, crecieron los asentamientos de católicos europeos colonizadores. Venían a sumarse a las históricas conversiones masivas por decisión real y a las siempre inconscientes adscripciones, mediante el bautismo infantil, al Catolicismo. Roma dejó de ser igual o semejante al Patriarcado de Constantinopla. Esta desigualdad era y es de cantidad, no de calidad. Es el poder o la jurisdicción del rey que pasa a ser emperador por mor de agregación de tierras conquistadas. En nuestro caso, el patriarca de Occidente lo es de un mucho más amplio Occidente. No de la Iglesia universal. Ni de hecho ni de derecho.

El papa Francisco se presentó como “obispo de Roma”. Evitó llamarse con otros títulos. Con sus expresiones y sus omisiones enmendó a la Curia. Llamó a Benedicto XVI “emérito obispo de Roma”. Lamentaría mucho equivocarme si Francisco siguiera llamándose, igual que sus inmediatos predecesores, de palabra o/y por escrito, “sumo pontífice de la Iglesia Universal”.

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Tema: Historia, Papado
10 comments to No es, nunca fue sumo pontífice de la Iglesia universal

Hypatia
30-Marzo-2013 – 16:18 pm

En Jerusalen, si puede llamarse concilio,… Santiago. Al de Nicea, presidido por Osio obispo de Córdoba y asesor religioso del convocante Constantino, no asistió el obispo de Roma Silvestre. Tampoco asistió el obispo de Roma al de Constantinopla, convocado por Teodosio I y presidido por el Patriarca de Antioquía hasta que el propio concilio nombró a Gregorio Nacianceno obispo de Constantinopla y pasó a presidirlo. Gran artículo el de Celso.
Santiago
30-Marzo-2013 – 2:27 am

Celso, estoy de acuerdo en que actualmente la palabra “pontífice máximo” no es apropiada para designar al Papa….Digamos que es un misnómero cultural heredado del imperio…Pero la Primacía de Pedro no reside en ningún título, ni en la mentalidad de la época, sino del hecho de que Pedro fue el primero de los apóstoles, el que desde el principio presidio la Iglesia primitiva desde el Concilio de Jerusalen, el mismo que recibió el mandato de Cristo por 3 veces de “apacentar” a sus ovejas…y que la Iglesia la entendió perfectamente pues ya en el siglo I el tercer sucesor de Pedro tenía autoridad suficiente para dirimir los problemas que surgían en la recientes comunidades-iglesias, cristianas como se ve claramente en “su primera carta a los Corintios”. Por tanto, la apropiada designación del Papa como “obispo de Roma” nos lleva a la esencia misma del Primado…ya que Pedro vivió y murió en Roma…bajo el reinado de Nerón, siendo sepultado en el mismo sitio donde Constantino (306-307) despues construiría la que es hoy la Basílica de su nombre…Estamos todavía en la pura historia..porque es Pedro el primer obispo de Roma..y a la vez el Primado de la Iglesia de Cristo.
En realidad, no hace falta el título….tanto el oriente como el occidente miraban siempre al obispo de Roma c no solo como el signo de la unidad, y de la fe,…sino de autoridad…ya fueran Padres “occidentales” como Ambrosio, Agustin, Jerónimo y Gregorio el Grande como “orientales” como Juan Crisóstomo, Basilio, Atanasio y Gregorio Nazianceno….Sin contar con los Padres Apostolicos que fueron la base de la transmision de la doctrina del Primado…Por eso, poco importan “los cismas” porque la sucesion del obispo de Roma nunca fue interrumpida, ni destruída, a pesar de las enormes dificultades y turbulencias que surgieron al ministerio petrino a traves de los siglos en la lucha del poder secular y el poder espiritual, especialmente los enormes esfuerzos que hicieron los emperadores y reyes de la historia para acabar con el Papado….Ellos, los reyes, han desaparecido en casi su totalidad..pero el obispo de Roma, sucesor histórico de Pedro, permanece…No ha cedido ante el mal de “dentro” ni el de “fuera”. y la historia, por supuesto, se repite en el siglo XXI…
En cuanto al Gran Cisma de Occidente, admirado Ceslso, quiero recordarte que entre todas esas “galimatías’ papables…hay que recordar que el punto clave es la elección de Urbano VI, (1378-1389) QUE fue perfectamente válida cuando se examina cuidadosamente las “actas del cónclave”. Por eso Gregorio XII (Angelo Correr) de la sucesion de Urbano era el papa legítimo al tiempo de Concilio de Constanza…NO había pues 3 papas sino uno solo…Juan XXIII (Baldassare Cossa) está clasificado como “antipapa” y no era precisamente un candidato a la santidad…Pero por esas cosas de la “vida” fue el antipapa Juan XXIII el que convocó y presidio- al principio- el Concilio de Constanza….Pero Juan XXIII fue destuído por el concilio y Gregorio XII sabiéndose el papa legítimo suplicó convocar el Concilio de nuevo para darle validez “canónica” y a partir de la 14 sesión el Concilio de Constanza queda convocado “oficialmente” por el Papa Gregorio. Tanto Gregorio como su sucesor Martín V rechazaron la teoria conciliarista…pues en el Colegio de los Apostoles, este colegio no puede estar por encima del Primado de Pedro, conferido por el mismo Cristo al primero entre los apostoles.
Ya estamos viendo a Francisco en accion…Sigo pensando que va a gobernar ”en la caridad”, yendo a lo esencial, y prescindiendo de los superfluo, sobreañadido al Papado a traves de los siglos…y mostrando la verdadera “cara” de la Iglesia de Cristo, que tantos han querido ocultar y tergiversar…pero la Iglesia de Cristo permanece en EL un saludo cordial de Santiago Hernandez
Hypatia
28-Marzo-2013 – 11:48 am

Sugiero el asunto del “descubrimiento” de la tumba de Pedro de Betsaida en el Vaticano y la conducta, al respecto, del “pastor angélico” como “guinda” para asentar la primacía del obispo de Roma y consolidar el empadronamiento de Jesús en Roma.
Carmen Pereira
28-Marzo-2013 – 11:17 am

El artículo de Alcaina me sugiere alguna reflexión. El reparto geográfico de poder eclesiástico en la Iglesia constantiniana ya suponía un desmedido encumbramiento del obispo de Roma. Pasó de las catacumbas al palacio quasi imperial. El poder embriaga y el obispo de Roma lo mismo que el de Bizancio optó por más poder, incluso por todo el poder. Lo espiritual quedó en segundo plano durante siglos. La Iglesia como tal (la del siglo I) se fue diluyendo en calidad y creciendo en cantidad. El mismo producto, el mismo jabón, se mezcló en creciente cantidad de agua. En la actualidad, se dice que hay 1.200 millones de católicos. Y suelto una carcajada. Ni siquiera una décima parte se siente católica, ni se comporta como tal. Se contabiliza un 20% los que asisten a los cultos, y una gran parte de ese 20% lo hace por simple costumbre social. Hoy sigue en vigor la trampa del bautismo infantil que en países con alta natalidad como Suramérica supone que cada pareja de nominales católicos produce seis católicos que no se enteran de serlo hasta que alguien se lo dice pasados algunos años. Así cualquiera aumenta la clientela. Se explica, pues, que Suramérica ofrezca el 40% del total de los católicos . Y no hablemos de las conversiones masivas, las de toda una nación estilo Recaredo para España, estilo colonización en la América española, o estilo coactivo en regímenes nacionalcatolicistas. En cuanto al título de Pontífice, sólo se explica por el carácter imperial (no cristiano) del obispo de Roma. Y eso, precisamente, lleva a ambicionar universalidad.Todo un montaje repugnante.
pepe sala
27-Marzo-2013 – 12:10 pm

Me pregunto algo que no tiene respuesta. Es obvio que, si el personaje ya está ” a la derecha del padre”, difícilmente podría haber estado entre los Cardenales con opciones a ser nombrado Papa.

Pero por plantear hipòtesis que no quede. Mi paisano (” Cardenal”) fue homenajeado con el nombre de una importante calle de Santander. El homenaje se realizó en lo que llaman ” democracia”. No tengo dudas de que el tal Cardenal, paisano mío, hubieran tenido muchas opciones en el Cónclave. Tenía, efectivamente ( lo mismo que Juan XXIII) muy buenas relaciones para ascender en su sacrosanta carrera.

Me recuerdo de él por la similitud que tiene con Bergóglio ( salvando las distancias de lugar y tiempos.)

Yo no presumo en absoluto del paisanaje del tal Cardenal. Son otros quienes sí presumen de sus excelentes ralaciones, lo mismo que presumen de las relaciones con Juan XXIII e, incluso, con Pablo VI:
http://www.fnff.es/Opinan_sobre_Franco_Cardenal_Herrera_Oria_600_c.htm

O sea, que menos ruedas de molino y un poco más de memoria…
Javier Renobales Scheifler
27-Marzo-2013 – 11:18 am

Esperanza, por dios, Esperanza, sólo sabes bailar chá, chá, chá.
… Y ahora todo se acabó.
Eso dice la canción por aquí, sin ser tango.
Esperanza porque sí, de nada vale, esperanza por decreto.
oscar varela
27-Marzo-2013 – 10:58 am

Hola Gabriel López!

Te leo:

-”Quizá la iglesia se vea obligada por los nuevos tiempos a lavar su penosa imagen, pero que nadie espere nada“-

En “Tiempos revueltos” (cuando no se tiene ni se sabe de algún Argumento que llene el corazón de nuestro protagonismo) los Escenarios en que se ofertan los dramas, comedias y tragedias que componen nuestro andar viviendo, no ha de extrañarnos el que anden em-barrados y em-pantanados nuestros pies.

No veo en el horizonte de las estructuras que el mundo de hoy nos ofrece, alguna que destaque en “imagen limpia” que no requiera re-novarse.

Es posible que muchas de esas estructuras solo atinen -no por maldad- a re-formarse. Y entonces nos queda ese sabor amargo de “gatopardismo” del conde de Lampedusa.

La vida es un soplo y nada más … y sin embargo …

Prefiero y trato de atender al “sin embargo…” ¿Te sumás?

En ese caso, sería bueno ir borrando ese final de trágico tango: -”pero que nadie espere nada“-.

¡Vamos todavía! – Oscar.
Gabriel López
27-Marzo-2013 – 9:44 am

Buenos días, considero estéril y agotador seguir debatiendo y reincidiendo en este tema, la elección del Papa Francisco y las cuestiones derivadas del mismo, por lo que este será mi último comentario al respecto. Bergoglio es un patricio elegido por patricios, y se debe a los de su condición. Dentro de esa elite hay familias que manda más que otras y que dirigen el sistema, poco importa en este caso quién esté al frente de la dictadura, el problema es la existencia de la dictadura. El Papa es y seguirá siendo de hecho y de derecho, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal por mucho que se pretenda dar una imagen renovada. No es la primera vez que tímidamente se realiza un lavado de imagen, el más citado y elogiado en este blog fue el Concilio Vaticano II, el claro ejemplo de “cambiar todo para que nada cambie”, promovido por los patricios de entonces y de su representante el Sumo Pontífice Juan XXIII que se paseaba en Silla gestatoria llevado por criados, lucia en su cabeza la tiara de oro y dejaba que se le besara el pié. Quizá, como entonces, la iglesia se vea obligada por los nuevos tiempos a lavar su penosa imagen, pero que nadie espere nada.
Rodrigo Olvera
27-Marzo-2013 – 8:11 am

Estimado Celso

Siempre un gusto leerte. Creo que no te equivocas. Dudo que Francisco vuelva a usar en palabra o en escrito el título de Sumo Pontífice de la Iglesia Universal.
Pero también dudo que Francisco vaya a modificar el Catecismo y el Código Canónico aprobados por Wojtila, donde se manifiesta en disposiciones concretas -más allá del título- la pretensión de ser Sumo Pontífice de la Iglesia Universal.

Siguiendo la imagen de la margarita de Pepe Blanco: ¿de que tanto sirve que no use la expresión, si mantiene la institucionalidad (Código de Derecho Canónico) y la ideología que la justifica (Catecismo de la Iglesia Católica) que le dan contenido a tal expresión no nombrada pero ejercida? No diré que no sirve de nada. Sí sirve, de un poquito, pero tampoco tanto.

Me encantaría equivocarme y que efectivamente se modifiquen Catecismo y Código. Claro, para ello habría que denunciar tanto a Trento como al Vaticano I y Vaticano II.

Saludos
oscar varela
27-Marzo-2013 – 3:30 am

Hola!

Don Celso Alcaina me resulta confiable. Más no sé.

Lo noto abierto a que Bergoglio ande por buen carril, que el Artículo no desmiente.

Pero pienso que el devenir depende de la responsable madurez que demuestren los Obispos al ejercer sus propios derechos a mandar-sirviendo en sus jurisdicciones.

¡Vamos todavía! – Oscar.

Francisco de Asís y Francisco de Roma. Leonardo Boff


Francisco de Asís y Francisco de Roma
2013-03-29

Desde que el obispo de Roma electo, y por eso Papa, asumió el nombre de Francisco, se hace inevitable la comparación entre los dos Franciscos, el de Asís y el de Roma. Además, el Francisco de Roma se remitió explícitamente a Francisco de Asís. Evidentemente no se trata de mimetismo, sino de constatar puntos de inspiración que nos indiquen el estilo que el Francisco de Roma quiere conferir a la dirección de la Iglesia universal.

Hay un punto común innegable: la crisis de la institución eclesiástica. El joven Francisco dice haber oído una voz venida del Crucifijo de San Damián que le decía: “Francisco repara mi Iglesia porque está en ruinas”. Giotto lo representó bien, mostrando a Francisco soportando sobre sus hombros el pesado edificio de la Iglesia.

Nosotros vivimos también una grave crisis por causa de los escándalos internos de la propia institución eclesiástica. Se ha oído el clamor universal («la voz del pueblo es la voz de Dios»): «reparen la Iglesia que se encuentra en ruinas en su moralidad y su credibilidad». Y se ha confiado a un cardenal de la periferia del mundo, a Bergoglio, de Buenos Aires, la misión de restaurar, como Papa, la Iglesia a la luz de Francisco de Asís.

En el tiempo de san Francisco de Asís triunfaba el Papa Inocencio III (1198-1216) que se presentaba como «el representante de Cristo». Con él se alcanzó el grado supremo de secularización de la institución eclesiástica con intereses explícitos de «dominium mundi», de dominación del mundo. Efectivamente, por un momento, prácticamente toda Europa hasta Rusia estaba sometida al Papa. Se vivía en la mayor pompa y gloria. En 1210, con muchas dudas, Inocencio III reconoció el camino de pobreza de Francisco de Asís. La crisis era teológica, pues una Iglesia-imperio temporal y sacral contradecía todo lo que Jesús quería.

Francisco vivió la antítesis del proyecto imperial de Iglesia. Al evangelio del poder, presentó el poder del evangelio: en el despojamiento total, en la pobreza radical y en la extrema sencillez. No se situó en el marco clerical ni monacal, sino que como laico se orientó por el evangelio vivido al pie de la letra en las periferias de las ciudades, donde están los pobres y los leprosos, y en medio de la naturaleza, viviendo una hermandad cósmica con todos los seres. Desde la periferia habló al centro, pidiendo conversión. Sin hacer una crítica explícita, inició una gran reforma a partir de abajo pero sin romper con Roma. Nos encontramos ante un genio cristiano de seductora humanidad y de fascinante ternura y cuidado que puso al descubierto lo mejor de nuestra humanidad.

Estimo que esta estrategia debe haber impresionado a Francisco de Roma. Hay que reformar la Curia y los hábitos clericales de toda la Iglesia. Pero no hay que crear una ruptura que desgarraría el cuerpo de la cristiandad.

Otro punto que seguramente habrá inspirado a Francisco de Roma: la centralidad que Francisco de Asís otorgó a los pobres. No organizó ninguna obra para los pobres, sino que vivió con los pobres y como los pobres. Francisco de Roma, desde que lo conocemos, vive repitiendo que el problema de los pobres no se resuelve sin la participación de los pobres, no por la filantropía sino por la justicia social. Ésta disminuye las desigualdades que castigan a América Latina y, en general, al mundo entero.

El tercer punto de inspiración es de gran actualidad: cómo relacionarnos con la Madre Tierra y con los bienes y servicios escasos. En la alocución inaugural de su entronización, Francisco de Roma usó más de 8 veces la palabra cuidado. Es la ética del cuidado, como yo mismo he insistido fuertemente, la que va a salvar la vida humana y garantizar la vitalidad de los ecosistemas. Francisco de Asís, patrono de la ecología, será el paradigma de una relación respetuosa y fraterna hacia todos los seres, no encima sino al pie de la naturaleza.

Francisco de Asís mantuvo con Clara una relación de gran amistad y de verdadero amor. Exaltó a la mujer y a las virtudes considerándolas «damas». Ojalá inspire a Francisco de Roma una relación con las mujeres, que son la mayoría de la Iglesia, no sólo de respeto, sino también dándoles protagonismo en la toma de decisiones sobre los caminos de la fe y de la espiritualidad en el nuevo milenio.

Por último, Francisco de Asís es, según el filósofo Max Scheler, el prototipo occidental de la razón cordial y emocional. Ella nos hace sensibles a la pasión de los que sufren y a los gritos de la Tierra. Francisco de Roma, a diferencia de Benedicto XVI, expresión de la razón intelectual, es un claro ejemplo de la inteligencia cordial que ama al pueblo, abraza a las personas, besa a los niños y mira amorosamente a las multitudes. Si la razón moderna se amalgama con la sensibilidad del corazón, no será tan difícil cuidar la Casa Común y a los hijos e hijas desheredados, y alimentaremos la convicción muy franciscana de que abrazando cariñosamente al mundo, estamos abrazando a Dios.

Leonardo Boff

Padre sólo hay uno, Papa también


Padre sólo hay uno, Papa también.

Padre sólo hay uno, Papa también. Mari Paz López Santos


(Tomado de http://www.eclesalia.wordpress.com/ )

Padre solo hay uno, Papa también
Posted: 14 marzo, 2013 in ACTUALIDAD
Etiquetas: Comunidad, Iglesia, Jesús, Laicado, Mujeres, Papado, Pobreza

papa bendecido por el puebloPADRE SOLO HAY UNO, PAPA TAMBIÉN
MARI PAZ LÓPEZ SANTOS, pazsantos@pazsantos.com
MADRID.

ECLESALIA, 14/03/13.- “No llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos” (Mt 23,9)… pero Papa, sí.

No pudimos participar en la elección, pero esperar, sí. Fumata blanca: habemus Papam. Y la oración sube como incienso en tu Presencia del corazón de millones de creyentes: habemus Papam.

No pudimos elegir, pero recibir, sí: tenemos Padre, que está en los cielos, y, de nuevo tenemos Papa, acá en la tierra. Se asomó a la ventana, imitando el abrazo de la columnata de Bernini, y presentó su rostro y su figura al mundo. Hubo sonrisas, aplausos, oraciones. Después, su primera despedida; la ventana se cerró y el Papa se adentró en la casa vaticana para iniciar su nueva vida al servicio del don que ha recibido.

¡No cierres la ventana! Deja que permanezca abierta. Di a los de la casa –los hermanos de la curia vaticana- que esa ventana se deja abierta. Al menos esa quede abierta para que el viento del Espíritu entre y ventile las estancias. Que sea tu primera acción y para ellos su primera obediencia. Más tarde, poco a poco, otras habrán de abrirse.

Asómate a esa ventana, siete veces al día, como el orante se asoma al corazón de Dios en el Oficio Divino, y mira al mundo con pasión y compasión. ¡Tantas veces tendrás que salir corriendo por la puerta de San Pedro y atravesar veloz la bella plaza, para salir al encuentro del hijo y de la hija que el mundo dejó sin dignidad; de la familia que ya no encuentra su sitio; del niño y de la niña que arrebataron su infancia, y lo harás profundamente conmovido, echándote al cuello, besando y abrazando (Lc 15,11-32)!

Algunos no estarán de acuerdo, en tu propia casa. Si alguien pretende cerrar la ventana… ¡ponle deberes!… que se asome también y ayude en la acogida, ocupándose de traer traje, anillo, sandalias, un buen plato en la mesa del banquete y música para el baile (Lc 1, 11-32).

Pero para correr hacia quien viene malherido y desprovisto de dignidad hay que soltar lastre. Los Jefes de los Estados no salen corriendo a la puerta de sus palacios o sedes institucionales, utilizan demasiada parafernalia protocolaria al recibir a quien llega.

¿Por dónde empezar en el Vaticano? Sin prisa pero con paso firme quizás fuera conveniente aplicar una buena terapia de sencillez en las formas exteriores y de simplificación en las normas. Pero ya sabemos que lo exterior siempre es fruto de lo interior y no se puede dar lo que no se vive por dentro.

Habrá que recorrer un serio camino de discernimiento eclesial para dejar de ser Estado, con todo lo que ello conlleva, y pasar a ser una Familia-Comunidad de hermanos a nivel universal. Y cuando digo “hermanos”, no lo digo en plan poético e idealista, lo digo reconociendo los dos prototipos de los hermanos de la parábola del Hijo Pródigo (Lc 15,11-32) que, ni uno ni otro eran un dechado de virtudes, más bien eran dos desastres, dos personas que no se reconocían a sí mismos, no sabían quienes eran. Cada uno a su desdichada manera, no se sabía hijo amado. Pero el Padre sí sabía quien era y se expresó con la libertad de quien ama, haciéndose ajeno a la conducta del mundo como decía S. Benito (RB IV, 20), “transgrediendo” las leyes mundanas con una de mayor calado: el Amor.

Al nuevo Papa se le pedirá mejorar la vida de la Iglesia. Seguramente en la mesa del que será su despacho, esperan ser abiertas muchas carpetas con diferentes rótulos, indicando temas pendientes, temas olvidados, temas traspapelados, temas que no se quieren tocar por unos y evitar por otros, temas que asustan, temas que disgustan, temas que preocupan, temas… infinidad de temas.

¿Por dónde empezar?: Encuentro con los POBRES

Ahí están esperando: los pobres, los que no tienen voz o son amenazados si se pronuncian (que le pregunten al obispo Pedro Casaldáliga, que a su edad y enfermo, sigue defendiendo lo que muchos quieren que no se defienda). Los que son invisibles para las sociedades ricas y los “nuevos pobres” de los países del “ex-estado del bienestar” que están sufriendo las consecuencias de un sistema económico deshumanizado, que olvida a la persona por el beneficio desmedido y repartido entre unos pocos.

Ponga la política vaticana en primera línea de actuación lo que ya dejó dicho el Concilio Vaticano II: “Demuestren (los obispos) en su enseñanza la preocupación maternal de la Iglesia para con todos los hombres, sean fieles o infieles, con especial amor a los pobres y débiles, a quienes les envió el Señor a evangelizar (“Christus Dominus”, 13).

Evangelizar con amor maternal significa que una madre y un padre (en este caso, la Iglesia) además de dar de comer, han de defender de la injusticia a sus hijos, por puro instinto natural y evangélico. La opción por los pobres permanece en estado de letargo desde arriba, pero desde abajo está viva en el recuerdo de quienes se comprometieron con ellos: Monseñor Romero, Ellacuría y sus compañeros, Elder Cámara, Samuel Ruiz y tantos otros.

Acercarse al pobre es muy bueno porque, a no ser que haya una huida para no ver esa realidad, te pone delante de todo lo que te sobra. Y aunque no sea de golpe, se puede ir avanzando hacia un despojamiento de carga innecesaria. Por eso, desde arriba de la Iglesia, sería muy beneficioso, casi un poco egoísta, pues tantos detalles de opulencia empezarían a caer a nivel ropajes, infraestructura, servicio, etc. y sería un primer signo sencillo y silencioso de que algo está cambiando.

¿Por dónde seguir?: Encuentro con los LAICOS

Llega la hora y, realmente, hace mucho que ha llegado, de que los laicos –hombres y mujeres- sean considerados “mayores de edad” en la vida de la Iglesia. No sólo por el trabajo que desempeñan y las tareas que sacan adelante, sino también en la toma de decisiones y responsabilidades.

Es un tema de concepto: ser considerados como iguales, ni más ni menos que un religioso o religiosa, un sacerdote, un obispo, un arzobispo, un cardenal, un monje o una monja… iguales. Eso significa hijos del mismo Dios con tareas diferentes por el Reino, dentro de la misma Iglesia.

¿Por dónde avanzar?: Encuentro con las MUJERES

No estoy abriendo la carpeta con el rótulo “Sacerdocio femenino”, no, todavía no. Eso vendrá después.

Millones de mujeres en el mundo desearían un cambio de mirada en la jerarquía de la Iglesia hacia ellas. Que desapareciera el miedo compulsivo a lo femenino. Jesús no infravaloró ni humilló a las mujeres. Jesús se encontró con ellas, no las obvió como si fueran seres de diferente categoría. Jesús las escuchó, empezando por su madre que fue la primera mujer en su vida y, como toda madre, le impulsó a dar el primer paso: de pequeño y en Caná; hasta la última, María Magdalena, primera en recibir el mensaje de su resurrección y enviada a comunicarlo. Jesús se interesó, ayudó, consoló y dio dignidad a las mujeres de su tiempo, y quedó escrito en las páginas del Evangelio. ¿Por qué todavía seguimos así?

El Padre de la parábola se hubiera conmovido igual si fuera una hija la que volvía a él, y animaría con la misma insistencia a la mayor, indignada por la presencia de su hermana.

Si el nuevo Papa empieza por los pobres va a encontrar por el camino a muchas mujeres, millones, pues en la precariedad, la pobreza, el abandono, la violencia y la injusticia, las mujeres se encuentran en primera línea, y además casi nunca van solas, llevan a su lado, entre las piernas, en el pecho, en los trabajos de campo a la espalda, a sus hijos, de todas las edades. Suelen estar solas o acompañándose unas y otras. Esto sucede en todas la latitudes.

Después, por supuesto, también habrá que hablar del sacerdocio femenino y de las diferencias en la vida religiosa, por ejemplo, de la clausura papal a las monjas, y de tantos temas relacionados con lo femenino.

Para terminar, contaré lo que me animó a escribir sobre la llegada al Vaticano de un nuevo Papa. Es una sencilla historia que me contó una amiga.

Recogió a su nieta de nueve años del colegio y en el coche le preguntó qué tal le había ido en el colegio. La niña le dijo que le habían puesto buenas notas. Luego permaneció en silencio. Al poco le dice a su abuela:

– Abuela, te voy a poner un 10.

– ¿A mí por qué me vas a poner un 10?

– Por lo bien que me sabes escuchar y por las tortillas tan buenas que me haces.

ESCUCHA desde el corazón y los signos de los tiempos y ALIMENTO desde el Amor, estas son dos cosas que me atrevo a pedir al Papa Francisco.

Festividad de San Patricio, apóstol de Irlanda


Festividad de San Patricio, apóstol de Irlanda.

ANÁLISIS A FONDO. J. Francisco Gómez Maza. ¿UN PAPA EVANGÉLICO?


MIE 13-3-13

FRANCISCO GÓMEZ MAZA

ANÁLISIS A FONDO: ¿UN PAPA EVANGÉLICO?

¿Francisco I. Papa de los pobres?

¿Dejará la Iglesia de ser romana?

Francisco I, ¿un nuevo Juan XXIII, revolucionario de su tiempo, que puso a la estructura clerical al modo de su tiempo? ¿Reformador de una gran empresa clerical, que ha venido perdiendo bonos entre sus millones de feligreses? ¿Un Papa que meterá en cintura a la diabólica Curia Vaticana? ¿Un Papa que viajara por las calles de Roma en autobús, que caminará si cortesanos, como lo hacía en Buenos Aires donde fue arzobispo hasta anteayer? ¿Un Papa que convivirá con la gente de la calle, con los menesterosos, con los desempleados, con los pobres? ¿Un Papa que reivindicará a los teólogos de la liberación condenados por Joseph Ratzinger, el hasta hace poco indomable perro guardián de la fe? ¿Alguien que le reconocerá su dignidad a las mujeres, sojuzgadas, reprimidas, excluidas, violadas; a las inmensas mayorías que no tienen acceso al gran banquete de la Iglesia y del concierto de las naciones?

Francisco I (por qué eligió el nombre de Francisco ¿Por el Poverello de Asís, una voz y un instrumento crítico de la Iglesia de su tiempo, tan llena de boato y lujuria, como la de ahora, que ofendía la dignidad de los pobres de Roma? ¿Un Francisco I, que llega a revolucionar al imperio eclesiástico, de la lujuria, del alejamiento total del pueblo, que condena a sus hijos que no están de acuerdo con que el Papa y los obispos sean siempre aliados de los poderosos?

¿Un reformador que destruye el carácter mercantil de una Iglesia, que más parece una trasnacional que comercia con mercancía sagrada y cuyo principal producto es un dios que no acaba de identificarse con los seres humanos, ni con los demás seres vivos e inertes de la Madre Tierra?

Tantas preguntas vienen a la mente de un periodista laico, en los momentos en que el nuevo Pontífice es anunciado y está de pie en la ventana principal de la Basílica San Pedro, enviando su primer mensaje a los fieles de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana. ¿Dejará de ser Romana la Iglesia de Francisco I, y se convertirá en una real Iglesia Universal, verdaderamente franciscana, no al servicio de los hombres y mujeres sufrientes, sino hecha sufriente con ellos y ellas?

¿Un Papa que le dará su lugar en la Iglesia y en el mundo a las mujeres, a los homosexuales, al mundo excluido por una Iglesia que dejó de ser evangélica hace ya muchos siglos, y que se alió con los emperadores romanos para convertirse en cabeza de una Cristiandad dominadora, explotadora, aliada con los poderosos económicamente?

Tareas urgentes no le van a faltar al nuevo Papa. Se le acumula el trabajo desde hace siglos. Dicho sea con todo respeto, no le arriendo la ganancia.
Entre esas tareas urgentes hay una perentoria e insoslayable, que además puede dinamizar otras muchas tareas también urgentes. Lo formulo como “democratizar la estructura organizativa de la Iglesia”. Significa devolver al pueblo su voz y su voto… escribió hace un par de días Pope Godoy, teólogo y profesor de la Universidad de Navarra, España.

Lo menos importante es que Jorge Mario Bergoglio sea latinoamericano, argentino. Lo importante es que asuma su papel de representante, no de Jesucristo, que Jesucristo no necesita representantes, sino del pueblo católico, de los pobres, de los miserables, de los indigentes de todas las creencias, como lo hacía el Poverello con los árabes masacrados por los Cruzados del Papa.

Pero las preguntas del principio de esta historia deberán de tener una respuesta pronta del nuevo Papa. Y en la medida en que sean contestadas, la Iglesia católica empezará a reconstruirse, saldrá de las cenizas antievangélicas en las que se ha estado hundiendo desde que renunció a las enseñanzas de su fundador Jesucristo, un iluminado que sólo vivió – si es que vivió me diría un historiador racionalista – para los demás y que no tenía dónde reclinar la cabeza; que convivía con “pecadores” y publicanos, y con leprosos y prostitutas.

analisisafondo@cablevision.net.mx

Francisco Gómez Maza

Contra el olvido del Espíritu Santo. Leonardo Boff


Contra el olvido del Espíritu Santo

06/03/2013

En un artículo anterior nos esforzábamos por rescatar la dimensión del “espíritu” muy ahogado en la cultura materialista y consumista de la modernidad. Ahora queremos rescatar la figura del Espíritu Santo, siempre al margen u olvidada en la Iglesia latina. Como es una Iglesia de poder, convive mal con el carisma, propio del Espíritu Santo. Él es la fantasía de Dios y el motor del cambio, todo lo que la vieja institución jerárquica no desea. Pero Él está volviendo.

El Concilio Vaticano II afirma enfáticamente: «El Espíritu de Dios dirige el curso de la historia con admirable providencia, renueva la faz de la Tierra y está presente en la evolución» (Gaudium et Spes, 26/281). El Espíritu está siempre en acción. Pero aparece con mayor intensidad cuando se producen rupturas instauradoras de lo nuevo. Cuatro rupturas, cercanas a nosotros, merecen ser mencionadas: la realización del Concilio Ecuménico Vaticano II (1962-1965), la Conferencia Episcopal de obispos latinoamericanos en Medellín (1969), el surgimiento de la Iglesia de la Liberación, y la Renovación Carismática Católica.

Por el Vaticano II (1962-1965), la Iglesia acompasó su paso con el del mundo moderno y sus libertades. Especialmente estableció un diálogo con la tecnociencia, con el mundo del trabajo, con la secularización, con el ecumenismo, con otras religiones y con los derechos humanos fundamentales. El Espíritu rejuveneció con aire nuevo el crepuscular edificio de la Iglesia.

En Medellín (1968) se puso a caminar con el submundo de la pobreza y de la miseria que caracterizaba y sigue caracterizando al continente latinoamericano.  En la fuerza del Espíritu Santo, los pastores latinoamericanos hicieron una opción por los pobres y contra la pobreza y decidieron llevar a cabo una práctica pastoral que fuese de liberación integral: liberación no sólo de nuestros pecados personales y colectivos, sino liberación del pecado de opresión, del empobrecimiento de las masas, de la discriminación de los pueblos indígenas, del desprecio por los afrodescendientes y del pecado de la dominación patriarcal de los hombres sobre las mujeres desde el Neolítico.

De esta práctica nació la Iglesia de la liberación. Ella muestra su cara en la apropiación de la lectura de la Biblia por el pueblo, en la nueva forma de ser Iglesia de las comunidades eclesiales de base, en las diferentes pastorales sociales (de los indígenas, los afrodescendientes, de la tierra, la salud, los niños y otras) y en su reflexión correspondiente que es la Teología de la Liberación.

Esta Iglesia de la liberación creó cristianos comprometidos políticamente del lado de los oprimidos y en contra de las dictaduras militares, que sufrieron persecuciones, encarcelamientos, torturas y asesinatos. Es posiblemente una de las pocas Iglesias que puede contar con tantos mártires, como la hermana Dorothy Stang e incluso obispos como Angelleli en Argentina y Oscar Arnulfo Romero en El Salvador.

La cuarta irrupción fue el surgimiento de la Renovación Carismática Católica en Estados Unidos desde 1967 y en América Latina desde los años 70 del siglo XX. Ella trajo de vuelta la centralidad de la oración, la espiritualidad, la vivencia de los carismas del Espíritu. Se crearon comunidades de oración, de cultivo de los dones del Espíritu Santo y de asistencia a los pobres y enfermos. Esta renovación ayudó a superar la rigidez de la organización eclesial, la frialdad de las doctrinas y rompió el monopolio de la Palabra, en poder del clero, abriendo espacio a la libre expresión de los creyentes.

Estos cuatro eventos sólo se evalúan bien teológicamente cuando se ponen bajo la óptica del Espíritu Santo. Él irrumpe siempre en la historia y de forma innovadora en la Iglesia, que entonces se hace generadora de esperanza y de alegría de vivir la fe.

Hoy en día vivimos en la, tal vez, mayor crisis de la historia humana. Es su mayor crisis, porque puede ser terminal. En efecto, nos hemos dado los instrumentos de auto-destrucción. Hemos construido una máquina de muerte que puede matarnos a todos y liquidar toda nuestra civilización tan costosamente construida a lo largo de miles y miles de años de trabajo creativo. Y con nosotros podrá morir gran parte de la biodiversidad. Si esta tragedia ocurre, la Tierra continuará su camino, cubierta de cadáveres, devastada y empobrecida, pero sin nosotros.

Por esta razón, decimos que nuestra tecnología de muerte ha abierto una nueva era geológica: el Antropoceno. Es decir, el ser humano se está mostrando como el gran meteorito rasante amenazador de la vida. Él puede preferir autodestruirse a sí mismo y dañar perversamente a la Tierra viva, Gaia, a cambiar su estilo de vida y su relación con la naturaleza y con la Madre Tierra. Como una vez en Palestina los judíos prefirieron Barrabás a Jesús, los enemigos actuales de la vida pueden preferir Herodes a los niños inocentes. Se mostrará en realidad como el Satanás de la Tierra en lugar de ser el ángel guardián de la creación.

En ese momento invocamos, suplicamos y gritamos la oración litúrgica de la fiesta de  Pentecostés: Veni, Sancte Spiritus et emite coelitus, Lucis tuae radio: «Ven Espíritu Santo y envía del cielo un rayo de tu luz».

Sin la vuelta del Espíritu, corremos el riesgo de que la crisis deje de ser una oportunidad de acrisolamiento y degenere en una tragedia sin retorno. En las comunidades eclesiales se canta: «Ven Espíritu Santo y renueva la faz de la Tierra».

Traducción de María José Gavito Milano

MOSAICO, 28-II-013


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(Benedicto XVI, ahora Papa Emérito. Foto de la red)

Martínez Campos, 28-II-013

GUIA

MOSAICO

Silviano Martínez Campos

LA PIEDAD, 28 de Febrero.-  ¡DEVERAS QUE LOS acontecimientos estrujan!. Si es que intenta uno, hasta donde le sea posible, interpretarlos, desentrañar su significado, sin quedarse sólo en la anécdota. Lo que es difícil, porque como vivimos en la sociedad del espectáculo, por lo común lo vemos como tal, sea la renuncia de un Papa, o la detención en vistas de un  juicio, de una alta dirigente sindical. Desde luego, dos acontecimientos importantes, el primero de una amplitud planetaria, el segundo más reducido a nuestro entorno, aun cuando también importante por sus implicaciones sociales para nosotros.  DE VERAS QUE el mundo está revuelto y convulso y que por donde quiera mire uno, no le agarra la hebra por ningún lado. Pero la madeja, el enredo, debe tener por dónde agarrarse, porque de lo contrario, ni caso tendría ocuparse de ello. Es bueno a veces agarrarse de la fantasía, para especular, volar y tratar uno de entender algo y, de paso, testimoniar que a pesar de todo, nuestro porvenir es maravilloso. Con  toda modestia pues, lo (la) invito a que lea estos dos trabajos de su servidor, denominados “El Vuelo de la Oruga” y “La oruga endiosada”, que me hicieron favor de publicarme en GUIA, hace años, y que reproduzco en algunos sitios como www.silviano.wordpress.com y www.lapiedadymiregion.wordpress.com. Si le quitamos algo del Narciso que todos llevamos dentro y de la abultada megalomanía que rebosan, a lo mejor puede que encuentre la benevolencia de algún lector. DESPUÉS DE ESTE breviario inmodesto, cambio de frecuencia para decir que  el mundo no sólo se arregla desde la alta política, desde las curias ni desde los tribunales, aun cuando todo ello sirva de mucho, sino también de los esfuerzos callados, persistentes, amorosos, que echan mano de la ciencia para mitigar sufrimientos y humanizarnos.  Este viernes y sábado los médicos deinterface (14)

(INTERFACE. Foto presidencia municipal de La Piedad)

INTERFACE, desde California, por 28 años consecutivos atienden a personas con paladar hendido, de nuestra amplia región. Según informó la presidencia municipal, hay más de 200 personas que esperan dicha asistencia médica y son de San Francisco del Rincón y Pénjamo, en Guanajuato; de La Barca y Degollado, en Jalisco; y de Chilchota, Lázaro Cárdenas, Penjamillo, Sahuayo, Yurécuaro y Zacapu en Michoacán. Esos dos días, 35 médicos y personal del organismo altruista, se dedicarán en las instalaciones de la Cruz Roja local, a  atender a los pacientes. Otros datos, son, según la información: “De acuerdo a lo dado a conocer por el Presidente de la Fundación Filantrópica La Piedad, A.C., Armando Saldaña Aguilar, se tienen programadas para este viernes 30 cirugías y para el sábado 59 más entre intervenciones que requieran anestesia local o general, sin embargo, a juicio de los médicos esta cifra puede crecer. El Presidente Municipal, Hugo Anaya Ávila, llegó por la tarde al sitio de las valoraciones para dar la bienvenida a los médicos de INTERFACE y a los pacientes, además, aprovechó para supervisar que tanto pacientes como familiares estuvieran recibiendo la atención y, en su caso, la ayuda en alimentos y alojamiento que se dispuso por parte del Gobierno de La Piedad”. El amor hecho ciencia y técnica, pues. Y como dice el dicho, de aquí en adelante necesitaremos más aquello de “obras son amores y no buenas razones”.  CAMBIO PUES DE frecuencia, para regresar a lo de arriba. Si las autoridades judiciales procesan en justicia, con fundamentos, a una lideresa presumiendo irregularidades, esto sí que está grueso, como se dice regularmente. Las implicaciones del caso, desde luego son políticas, administrativas, sociales, por la relevancia del personaje y la relevancia del sindicato que se considera poderoso. Y las motivaciones de fondo tal vez queden, en los círculos del poder. Y aun cuando el Presidente Peña Nieto no requiera legitimarse, el que sí requiere legitimarse, es el régimen expriista que prohijó al sindicalismo corporativo gracias al cual surgieron liderazgos serviles al sistema y privilegios sin medida para unos  pocos. Tal vez aun cuando no sólo, sea una de las causas de la pobreza de muchos, por la desigualdad que se generó, y ahora se trata de mitigar con cruzadas contra el hambre. Algo queda, de todas maneras. DE MI  IGLESIA, no digo nada. Necesitamos volver “a las fuentes”, como se dice, pero no sólo en el saber y en los textos, sino en el hacer, la práctica de quien cuando su prédica, ni tuvo títulos ni grandes aparatos administrativos. El mundo en convulsión necesita a nuestra Iglesia para su regeneración. Con el respeto a los diversos ámbitos “seculares”, desde luego. Y salud al Papa Benedicto. Y una gran Esperanza de que el próximo Papa sintonice más con este mundo sufriente y con grandes dolores de parto, porque se avecina una nueva era…si no nos destruimos. Es pertinente que agregue al anterior MOSAICO: “Y el último, el 16: “Recordar que al fin de cuentas, todos los trucos son trucos y sólo sirven para ir descubriendo que será la gracia de Dios, la que nos hará felices, porque esa y no otra, es la piedra filosofal”. DSCN0639

(La Piedad. Casahuate floreado. Foto de Silviano)

( www.ziquitaromipueblito.wordpress.com )

NO HABRÁ DOS PAPAS. Salvador Flores LLamas


A c e n t o

No habrá dos Papas

SALVADOR  FLORES  LLAMAS

El ángelus de este domingo 24 de febrero fue el último de Benedicto XVI, quien dejará de ser Papa al renunciar el jueves 28 de febrero a las 20 horas tiempo de Roma, como él mismo anunció, y no habrá dos papas por el hecho de que él siga vivo.

Joseph Ratzinger será papa emérito. Así de sencillo.

Lo que pasa es que no estamos acostumbrados a que renuncie un papa, y hay tanta especulación en esta hora, prácticamente de sede vacante, que se sueltan especies de toda índole, aun insostenibles.

Debe entenderse, por un lado, la necesidad de los reporteros ante la Santa Sede de llenar espacio en sus medios y, por otro, la inveterada costumbre de afirmar tal o cual cosa para divertir a los lectores, aunque sea falsa.

Además el Vaticano pocas veces exige rectificar tales errores; como que todo se vale. Ahí va lo irresponsable o cínico de quienes se dicen doctos en materias eclesiales,  vaticanólogos (en México hay varios) a larga distancia, para no sentirse menos ni desapreciar la oportunidad de verse enterados.

Cierto que parece imprudente que el ex papa se refugie en un claustro dentro del Vaticano, con vista privilegiada a sus hermosos jardines, y no faltará quien diga que el nuevo monje estará allí para supervisar los actos de su sucesor y llamarle la atención cuando los crea inconvenientes; si bien nada de eso ocurrirá.

Pero podría eliminarse con que el Papa emérito dejara  ese convento y se fuera a vivir a un sitio lejos de San Pedro; para lo que tendría múltiples ofertas, desde luego en su natal Alemania.

Mas nadie puede discutir que ya no tendrá ninguna atribución en la Santa  Sede para ordenar. Basta y sobra que él renunció por su propia voluntad, sin imposición de nadie, y que no es alguien que guste ejercer un poder de facto, tras el trono, o condicionar la acción de su sucesor, como ocurre en la política mundana.

Que sus allegados sigan o no en los cargos de hoy, será decisión del sucesor. Fue imprudente anunciar que el secretario particular de Benedicto XVI continuará de mayordomo de la Casa Pontificia, pues se le hizo flaco favor al sucesor, quien –es por demás lógico- decidirá quiénes colaborarán con él y quiénes no.

En resumen, no habrá dos Papas, sino sólo el que elijan los cardenales en el futuro cónclave, cuyo inicio Benedicto XVI dejó a arbitrio de los purpurados, porque la sede vacante que ocasionará su renuncia, no será sorpresa, como cuando muere un Papa, y ya están en Roma casi todos los electores, pues el interregno no los tomó de improviso, y podrá acortarse para que la Iglesia Católica no viva mucho tiempo sin Pastor.

Claro, seguirán las cábalas sobre si el Papa será tal o cual cardenal: italiano, de la curia romana, europeo, latinoamericano, estadounidense, asiático o africano, pues el Colegio Cardenalicio es hoy más universal que nunca. 

Queda pedir al Espíritu Santo ilumine a los electores y que escojan al guía indicado para la Barca de San Pedro, en esta hora de avances tecnológicos inigualables, de laicismo, de proliferación de sectas y un clero cada día más escrutado y criticado, hechos que  menguan la autoridad moral del Papado, pues los enemigo son más duros, pero no prevalecerán las puertas del infierno.

La elección de un nuevo Papa y el Espíritu Santo. Ivone GEBARA


(Tomado de LOGOS)

La elección de un nuevo papa y el Espíritu Santo

Ivone GEBARA


Después de la encomiable actitud del anciano Benedicto XVI renunciando al gobierno de la Iglesia Católica Romana han aparecido entrevistas con algunos obispos y sacerdotes en estaciones de radio y televisión en todo el Brasil. Sin duda, un evento de tanta importancia para la Iglesia Católica Romana es noticia y conduce a predicciones, elucubraciones de todo tipo, principalmente de sospechas, intrigas y conflictos dentro de los muros del Vaticano, que habrían acelerado la decisión del Papa.

En el contexto de las primeras noticias, lo que me llamó la atención fue algo a primera vista pequeño e insignificante para los analistas que tratan asuntos del Vaticano. Se trata de la forma como algunos sacerdotes entrevistados, o sacerdotes conductores de programas de televisión, respondieron cuando se les preguntó sobre quién sería el nuevo Papa, saliendo por la tangente. Se referían a la inspiración del Espíritu Santo, o a su voluntad, como si fuera el elemento del que dependería la elección del nuevo romano pontífice. Nada de pensar en personas específicas para responder a las situaciones mundiales desafiantes, nada para despertar una reflexión en la comunidad, nada de hablar de los problemas actuales de la Iglesia que la han llevado a un significativo marasmo, nada de escuchar los clamores de la comunidad católica por la democratización de las estructuras anacrónicas que sostienen a la iglesia institucional.

La formación teológica de estos sacerdotes comunicadores no les permite salir de un discurso trivial y abstracto, ya bien conocido, que continúa recurriendo, como explicación, a fuerzas ocultas, y así, en cierta forma, confirman su propio poder. La continua referencia al Espíritu Santo a partir de un misterioso modelo jerárquico es una forma de camuflar los verdaderos problemas de la Iglesia y una forma de retórica religiosa para no revelar conflictos internos que ha vivido la institución.

La teología del Espíritu Santo continúa siendo para ellos mágica; expresa explicaciones que ya no pueden hablar a los corazones y a las conciencias de muchas personas que valoran el legado del Movimiento de Jesús de Nazaret. Es una teología que sigue provocando la pasividad del pueblo creyente ante las múltiples dominaciones, incluída la manipulación religiosa. Continúan repitiendo fórmulas… como si éstas satisficiesen a la mayoría de la gente.

Me entristece el hecho de comprobar una vez más que los religiosos y algunos laicos que trabajan en los medios de comunicación no perciben que estamos en un mundo en el que los discursos tienen que ser más asertivos, y que tienen que basrse en referencias filosóficas consistentes, más allá de la tradicional escolástica. Un referencial humanista los haría mucho más comprensibles para el común de las personas, incluidos los no católicos y no religiosos. La responsabilidad de los medios de comunicación religiosos es enorme e incluye la importancia de mostrar cómo la historia de la Iglesia depende de las relaciones e interferencias de todas las historias de los países y de las personas individuales.

Ya es tiempo de abandonar ese lenguaje metafísico y abstracto, como si un Dios fuese a ocuparse especialmente de elegir al nuevo Papa, independientemente de los conflictos, desafíos, iniquidades y cualidades humanas. Ya es hora de afrontar un cristianismo que admita el conflicto de las voluntades humanas. Es hora de reconocer que, al final de un proceso electivo, no siempre la elección realizada puede ser considerada como la mejor para el conjunto. Hay que afrontar la historia de la Iglesia como una historia construida por nosotros, todos y todas, y de testimoniar respeto para nosotros mismos/as mostrando la responsabilidad que tenemos todas/os los que nos consideramos miembros de la comunidad católica.

La elección de un nuevo Papa es algo que tiene que ver con el conjunto de las comunidades católicas esparcidas por todo el mundo y no sólo con una élite de edad avanzada, minoritaria y masculina. Por lo tanto, es necesario ir más allá de un discurso justificativo del poder papal, y enfrentarse a los problemas y desafíos reales que estamos viviendo. Sin duda, para esto las dificultades son muchas, y abordarlas requiere nuevas convicciones y un deseo real de promover cambios que favorezcan la convivencia humana.

Me preocupa, una vez más, que no se discuta más abiertamente el hecho de que el gobierno de la Iglesia institucional sea entregado a personas ancianas que, a pesar de sus cualidades y sabiduría, ya no son capaces de hacer frente con vigor y desenvoltura los desafíos que estas funciones demandan. ¿Hasta cuando la gerontocracia masculina papal será como un doble de la imagen de un Dios, blanco, anciano y de barbas blancas? ¿Habría alguna posibilidad de salir de este esquema, o al menos de iniciar una discusión de cara a una futura organización diferente? ¿Habría alguna posibilidad de abrir esta discusión en las comunidades cristianas populares que tienen derecho a la información y a una formación cristiana más ajustada a nuestros tiempos?

Sabemos en qué medida la fuerza de la religión depende de desafíos y comportamientos que son fruto de convicciones capaces de sostener la vida de muchos grupos. Sin embargo, las convicciones religiosas no pueden reducirse a una visión estática de las tradiciones, ni a una visión deliberadamente ingenua de las relaciones humanas. Las convicciones religiosas, igualmente, no pueden reducirse a la ola de las más variadas devociones que se propagan a través de los medios de comunicación. Es más, no podemos seguir tratando al pueblo como ignorante e incapaz de formular preguntas inteligentes y astutas en relación con la Iglesia. Sin embargo, estos sacerdotes comunicadores creen estar tratando con personas pasivas, entre ellas muchos jóvenes que mantienen un culto romántico alrededor de la figura del papa. Los religiosos mantienen esta situación, a menudo cómoda, por ignorancia o avidez de poder. Probar la interferencia divina en decisiones que la Iglesia Católica Jerárquica, prescindiendo de la voluntad de las comunidades cristianas esparcidas por todo el mundo es un ejemplo flagrante de esta situación. Es como si quisieran reafirmar erróneamente que la Iglesia es, en primer lugar, el clero y las autoridades cardenalicias a las cuales habría conferido el poder de elegir un nuevo papa, y que ésa es la voluntad de Dios. A los millones de fieles les corresponde sólo orar para que el Espíritu Santo escoja al mejor, y esperar a que el humo blanco anuncie una vez más el habemus papam.

De manera hábil, por el recurso a fuerzas superiores que dirigirían la historia y, la Iglesia siempre están tratando de hacer que los fieles ignoren la verdadera historia, y que no puedan plantearse su responsabilidad colectiva. Es una lástima que estos formadores de opinión pública estén viviendo todavía en un mundo que es teológicamente, y tal vez incluso históricamente, pre-moderno, donde lo sagrado parece separarse del mundo real y situarse en una esfera superior de poderes a la que sólo unos pocos tienen acceso directo. Es desolador ver cómo la conciencia crítica en relación a sus propias creencias infantiles no haya sido despertada, para su bien personal y en beneficio de la comunidad cristiana. Parece que hasta rescatamos los muchos obscurantismos religiosos de épocas pasadas, mientras que el Evangelio de Jesús, por el contrario, continuamente convoca a la responsabilidad común de unos con los otros.

Conociendo las muchas dificultades afrentadas por el Papa Benedicto XVI durante su corto ministerio papal, las empresas de comunicación católica sólo destacan sus cualidades, su entrega a la Iglesia, su inteligencia teológica, su pensamiento vigoroso, como si quisieran, una vez más, ocultar los límites de su personalidad y de su postura política, no sólo como Pontífice, sino también, como presidente por muchos años de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio. No permiten que las contradicciones humanas del hombre Joseph Ratzinger aparezcan, y que su intransigencia legalista o el trato castigdor que caracterizaron parcialmente su persona sean recordadas. Hablan desde su elección, principalmente como un papado de transición. No hay duda que es así. Pero, ¿transición hacia dónde?

Me gustaría que la encomiable actitud de renuncia de Benedicto XVI pudiese ser vivida como un momento privilegiado para convidar a las comunidades católicas a repensar sus estructuras de gobierno y los privilegios medievales que esta estructura conlleva. Estos privilegios, tanto del punto de vista económico, como político y socio-cultural, hacen aparecer al papado y al Vaticano como un Estado masculino aparte. Pero un Estado masculino con representación diplomática influyente y servido por miles de mujeres en todo el mundo, en las diferentes instancias de su organización. Este hecho nos invita también a reflexionar sobre el tipo de relaciones sociales de género que este Estado continua manteniendo en la historia social y política actual.

Las estructuras pre-modernas que todavía conserva este poder religioso necesitan ser confrontadas con los anhelos democráticos de nuestros pueblos en la búsqueda de nuevas formas de organización que se correspondan mejor con los tiempos y grupos plurales de hoy. Ess estructuras deben ser confrontadas con las luchas de las mujeres, de las minorías y las mayorías raciales, de personas de diversas orientaciones sexuales y opciones, de pensadores, científicos y trabajadores de las más variadas profesiones. Necesitan ser reelaboradas en la perspectiva de un mayor y más fructífero diálogo con otros credos religiosos y con las sabidurías esparcidas por todo el mundo.

Y, para terminar, quiero volver al Espíritu Santo, a este Viento que sopla en cada una/o de nosotros. Este aliento en nosotros es más grande que nosotros. Nos aproxima y nos hace interdependientes con todos los vivientes. Un soplo de muchas formas, colores, sabores e intensidades. Soplo de compasión y de ternura, soplo de igualdad y de diferencia. Este aliento o soplo no puede ser utilizado para justificar y mantener estructuras privilegiadas de poder y tradiciones antiguas o medievales, como si se tratara de una ley o una norma indiscutible e inmutable.

El viento, el aire, el espíritu sopla donde quiere y nadie debe atreverse a querer ser ni por una sola vez su dueño. El espíritu es la fuerza que nos acerca a unos con otros, es la atracción que permite nos reconozcamos como semejantes y diferentes, como amigas y amigos, y que juntos/as busquemos caminos de convivencia, de paz y de justicia.

Estos caminos del espíritu son los que nos permiten reaccionar ante las fuerzas opresivas que nacen de nuestra propia humanidad, los que nos llevan a denunciar a las fuerzas que impiden la circulación de la savia de la vida, quienes nos llevan a des-cubrir los secretos ocultos de los poderosos. Por tanto, el espíritu se muestra en las acciones de misericordia, en el pan compartido, en el poder compartido, en la cura de las heridas, en la reforma agraria, en el comercio justo, en las armas transformadas en arados, en fin, en la vida en abundancia para todas/os. Éste parece ser el poder del espíritu en nosotros, poder que necesita ser despertado en cada nuevo momento de nuestra historia, y ser despertado en nosotros/as, entre nosotros/as y para nosotros/as.