MOSAICO, 14–IV–011


MOSAICO

Silviano Martínez Campos

LA PIEDAD, 14 de Abril.- AUN CUANDO HAYA obras literarias famosísimas con el título y contenidos de “El Paraíso Perdido”, dicen que propiamente pensando y hablando, el paraíso está más bien rumbo al futuro, que no rumbo hacia el pasado. De todas maneras, no deja de ser gratificante el recordar uno sus propios paraísos perdidos, y no sólo para rememorar edenes ya idos, sino para sacar lecciones, retomar caminos abandonados y recuperar, si no todos los paraísos, sí por lo menos algunos gratificantes jardincitos. En lo personal, aun cuando he considerado y considero a Ziquítaro mi pueblito, como el ombligo del mundo, jamás de los jamases lo he catalogado dentro del orden de los paraísos, ni perdidos ni recuperados. Pero no dejo de recordar aquel ambiente (mi remembranza es infantil) de participación y colaboración con cierto matiz de vida comunitaria. Aquella disposición (alguna que otra excepción haragana, desde luego) de colaborar en faenas comunes, como hacer la ronda nocturna para evitar el acercamiento de algún malandrín también nocturno, acudir a la reparación de cercas (de piedra) en los potreros y, sobre todo, cuando funcionaba la parcela escolar, aquel trabajo desinteresado. No, no idealizo a mi pueblito ni a sus personas, los mayores lo saben: también pasamos por purgatorios y desecuentros, falta de entendimientos, esperamos que definitivamente superados; pero estoy tratando de recordar sólo algunas estampas de los paraísos perdidos. Porque no tendría caso rememorar a luchadores sociales y exaltar ideologías reivindicadoras del campo y del campesino, si no tratáramos de recuperarlas, y no sólo en palabras, a fin de rescatar lo que de valioso tuvo la vida comunitaria en los ejidos luego desmantelados por el individualismo depredador. Y esto, en todas partes de la geografía mexicana, claro. ES DE RECORDARSE que la institución tan noble de la cooperativa, en los pequeños poblados y en las grandes poblaciones, en parte fue desmantelada, al no poder recuperarse de los latrocinios y usos indebidos, para su propio provecho, de los liderazgos de ella. O cómo las granjas ejidales en muchos casos terminaron en nada, porque acabó con ellas la demamogia o los individualismos de clan. O como iniciativas como la asociación para compras en común, no prosperararon gran cosa, allá por los setenta, creo, por la falta de entendimientos. Por eso, sería de desearse éxito a programas al parecer innovadores que incluyen la asociación a fin de compras a precios más accesibles que los del mercado. Caso de lo que anuncian en Penjamillo las autoridades. Hay una denominada Tienda Mariana, diseñada para comprar materiales de construcción como cemento, láminas, tinacos, impermeabilizantes y pinturas. La iniciativa engloba a la presidencia que encabeza Francisco Piceno Camacho, la Secretaría de Política Social del Estado de Michoacán que encabeza Selene Vázquez Alatorre y el organismo civil denominado Congregación Mariana Trinitaria. Se anuncia su aplicación en todo el municipio de Penjamillo, pero es de entenderse que las proyecciones de los promotores serán de mayor amplitud que un sólo territorio municipal. NI QUIÉN LO niegue, a la actual administración municipal de La Piedad le fascinan las obras, y parece que no son sólo de relumbrón. Libramientos carreteros, remozamiento del centro, obras hidráulicas y de saneamiento. Ahora anuncian, por voz del alcalde Ricardo Guzmán Romero, que a fines de mes estará concluido el colector marginal del Río Grande, que dará servicio a dicha comunidad y a las de Cuitzillo, Guanajuatillo, Zaragoza, Melchor Ocampo, Acuitzio, El calabocito. Se trata de encauzar aguas negras de momento hacia una planta de tratamiento en Ciudad del Sol y probablemente se construyan otras instalaciones complementarias. DA GUSTO VER, en nuestras comunidades, calles nuevas, muy bellamente encementadas. Lo que sería cuestionable es si esas planchas de cemento, que facilitan el tránsito de vehículos, fueron la mejor opción ecológica, y no el tradicional empedrado, por el que se filtra el agua de lluvia hacia el subsuelo. Pero en las pavimentaciones modernas, el agua se va al sistema de alcantarillado (si es que lo hay, si no, no, je je). ESTÁ CUNDIENDO LA idea, hasta ahora más bien, en círculos académicos y de maera un tanto cuanto subterránea (en las redes electrónicas) sobre la noción de “decrecimiento”, naturalmente fundamentada. Se trataría de desacelerar la industrialización, el gigantismo en construcciones y equipos, porque no hay materiales que alcancen indefinidamente, para sostener esta civilización que se tornó destructiva. Por eso digo, qué bueno construir, de momento se requiere, pero los que vienen ya pensarán, en una o más generaciones, cómo “deconstruir” lo que hicieron sus antepasados (también nosotros los de ahora), porque se tratará, ni más ni menos, que de la sobrevivencia de la especie y especies que la acompañan

(www.lapiedadymiregion.wordpress.com; www.ziquitaromipueblito.wordpress.com; www.silviano.wordpress.com).