Ilegales de Centroamérica, carga negativa para México
SALVADOR FLORES LLAMAS
La migración ilegal centroamericana a México, en mayoría de Guatemala, data de fines del siglo XIX por el desigual desarrollo económico; arreció en 1934, cuando Lázaro Cárdenas repartió tierras, y aumentó al cierre del siglo XX y principio de éste para buscar el sueño americano, y orilló a miles de migrantes a buscar trabajo y caer en garras de las mafias del narcotráfico o a delinquir por su cuenta, en nuestro país para no morir de hambre.
Hondureños, costarricenses, panameños, de toda Mesoamérica y sobre todo guatemaltecos (alentados por gobiernos desastrosos, como los de Castillo Arbens, Ríos Mont y Alfonso Portilla) toman de corredor a México para acceder a Estados Unidos; pero la mayoría se queda aquí a engrosar el desempleo y bandas criminales, como los Zetas, los secuestran, estafan, enrolan a la fuerza o matan para que no las delaten.
Muchos son esclavizados y aun muertos por las mafias, si no se someten, lo demuestran cientos de cadáveres encontrados en fosas clandestinas en San Luis Potosí y Durango y sobre todo en Tamaulipas.
A veces los Maras Salvatrucha de Centroamérica los captan para engrosar sus filas en sus países de origen, so pena de asesinarlos.
Pasan ese calvario y no pocos mueren en el camino a lomo del monstruo de hierro que es el tren La Bestia, en el que intentan cruzar México hasta la frontera de Estados Unidos, recorrido cuya primera etapa va de Arriaga, Chiapas, a Ixtepec, Oaxaca.
En ese ferrocarril carguero, apodado La Bestia, El devoramigrantes o El tren de la muerte, sufren calor, frío o heladas, son robados, explotados, violados y victimados por polleros, que cobran mil pesos por permitirles ir en un vagón incómodo, donde al menos no corren peligro de caer a la vía.
O bien, pagan a los coyotes que contratan en Guatemala 20 mil quetzales (32,000 pesos mexicanos) por llevarlos hasta la Unión Americana, según el ex comisionado del Instituto Nacional de Migración de México, Salvador Beltrán del Río.
Aborda La Bestia un 35 por ciento de guatemaltecos, 30 de salvadoreños, 15 de hondureños, 12 de colombianos, 9 de panameños y 9 de beliceños y hasta mujeres con niños de brazos.
Para atender a los ilegales de La Bestia, el padre Alejandro Solalinde fundó en 2007 el albergue Hermanos en el Camino de Ixtepec, Oaxaca, pero en mayo de 2011 tuvo que abandonar el país dos meses, al ser amenazado de muerte por su labor, y acusó al ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz Ortiz de ser su principal hostigador.
Para Alberto Donis Rodríguez (Beto) un guatemalteco ilegal que fue robado por los federales cuando viajaba a EU y se quedó a ayudar al P. Solalinde, y convirtió en su principal ayudante: 10, 000 centroamericanos que tratan de llegar a Estados Unidos son secuestrados cada año y el rescate fluctúa entre 500 y 3,000 dólares, y otros 1.300 son asesinados o mutilados al intentar alcanzar la frontera.
Beto tiene videos y pruebas de la fuerza e impunidad con que los federales detienen La Bestia para extorsionarlos y violar a las mujeres, y a veces son los rancheros quienes con sus machetes salen a robarlos y asesinarlos.
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